El mejor regalo

Una práctica ejercitada desde antiguo por los Santos Padres, consistía en la repetición de la oración de Jesús sobre los demás. Era para ellos una forma de bendición en secreto, un modo de amar al prójimo desde el corazón, en el silencio.

Desde ese silencio se dirigían a los demás con sus buenos deseos e intenciones, regalando a las gentes el mayor don que poseían: El Nombre de Jesús.

Texto propio del blog

9 comentarios en “El mejor regalo

  1. De verdad gracias a todos, si yo creo que la oracion es la forma mas noble de expresarle a Dios nuestros sentimientos y gracias por lo que somos asi como pedir bendiciones para todos………….

  2. Gracias por este regalo gracias por darnolo a conocer por ser portal dulce nombre de Jesús gracias por enseñarnos a darlo a los demas unidos en oración en el dulce nombre de Jesús

    • + Comienza diciendo: «Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de … (nombre de la persona o personas).»
      + Continúa diciendo: «Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de tu siervo (o de tus siervos)», ya sin decir su nombre y sin pensar en ellos. Dios sabe por quien oramos. Además, no pensemos en los problemas que les preocupan. Dios enviará su gracia, y si es digno de recibirla, actuará según las circunstancias. La gracia de Dios se parece al agua: cuando llega al campo la absorben las raíces y da a cada árbol lo que necesita.

      Extraído del libro: Conversaciones con un ermitaño del monte Athos de la editorial Narcea. Capítulo 9 «la oración por los demás»

      Ejemplo:
      «Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de Lorca»
      «Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de tu siervo»
      «Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de tu siervo»
      «Señor Jesucristo, …» …

  3. saludos, esta manera de orar sobre los demás, me parece bien, creo que la voy a practicar en mi apostolado. ya hace tiempo, especialmente conduciendo el carro y antes de llegar a la comunidad, a sido mi oración : Señor J……………………………………………ten piedad de ellos.

  4. recomiendo encarecidamente esta practica sobre los hermanos, sobre los que nos gustan y sobre los que nos disgustan, es una muestra real de amor y de cumplimiento con la voluntad de Cristo.

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